sábado, 13 de octubre de 2007

Primero de mayo..

"Todo transcurrió un primero de mayo, para muchos un día de descanso, para mí un día de tropiezos. Eran las ocho AM., todo estaba en perfecto silencio, un silencio a ratos desagradable. Me levanté de la cama en dirección a la ducha, pero algo andaba mal, algo no era igual a todas las mañanas, no lograba entender que era. Comencé a dar vueltas por el departamento, tratando de hallar alguna pista, algún indicio que me ayudará a recordar porque este día era distinto, pero mis intentos fueron en vano, nada había cambiado. Encendí la radio, puse un CD de los doors, con el fin de olvidar la rareza que mis sentidos percibían, obviando esta sensación, me aterraba pensar que algo importante había olvidado de hacer o de no hacer, todo era tan confuso que no tenía ninguna idea clara, lo único claro era que hoy era primero de mayo.
Después de tanto divagar en mis ideas, me di cuenta que estaba desnudo, mis pies estaban fríos, mis manos también, mi cuerpo era una escultura desquiciadamente helada, después de observarme largo rato frente al espejo, decidí al fin dirigirme al baño y tomar la detestable ducha que desde que abrí los ojos había planeado darme. Por un segundo pensé que el agua caliente que caí brutalmente sobre mi piel lograría despejar el vapor de mi mente, lograría arrojar un segundo de lucidez que me ayudara a explicar esta extraña sensación que poco a poco me sumergía en un estado…….en un estado…..en un estado…….que no sabría explicar, quizás de perplejidad, quizás de estupidez. Miré el reloj ya eran las diez, decidido a despejarme me puse mi buzo y salí a trotar por avenida Tobalaba, era mi avenida preferida para el trote, pero hoy no la lograba disfrutar, parecía ser que este día todo estaba confabulado para perder toda posibilidad de disfrute, de agrado, de confianza, hoy parecía que todo el mundo que me veía también lo notaba, se cruzaban con mis ojos miradas de desconfianza, de miedo, de perplejidad, no lo podía creer, que podía tener tanto peso en mí, que maldita cosa era, que había olvidado hacer o no hacer, ya estaba cayendo en la desesperación. Nada que hacer seguí mi trote, llegué a la esquina de siempre, me compré una botella de agua mineral y me la tomé de un sorbo, fue raro porque nunca en mi vida había logrado tomar tanto de ¡un solo sorbo!, quedé sorprendido pero preferí no tomarle mucha importancia y continué mi camino. Poco más allá a lo lejos divise a Ana, una mujer de cuarenta años que también salía continuamente a trotar, ella venía por la vereda del frente, le grité varias veces para saludarla pero ella no me escuchó, quizás llevaba la música muy fuerte en su pendrive, quizás iba divagando en muchas ideas.
Ya aburrido y cansado de mi trote mañanero me dirigí a mi departamento, a pesar de que quizás por un segundo logré olvidarme de esta sensación, ésta no se apiadaba de mí por que nuevamente retornaba y me volvía a contagiar.
Confundido por las situaciones de esta interminable mañana, me senté frente al espejo, buscando en cada centímetro de mi cuerpo alguna huella que logrará llevarme a lo olvidado, a lo reprimido, mientras me observaba, mi cabeza viajaba a otro lado, viajaba a mi niñez, me acordaba de una vez cuando mi padre recibió su primer sueldo, yo tenía cinco años y encontré por casualidad su billetera, ésta me llamó de tal manera la atención que corrí a cogerla, maravillado por la diversidad de colores, tomé cada uno de los billetes y comencé a tirarlos por la ventana, observaba tan feliz aquella lluvia de billetes pero al poco rato mi padre se dio cuenta, su cara se desfiguro, yo no entendía nada, no sabía porque su enojo, porque su mirada fría, así como hoy no se nada, así como hoy la gente me miraba fríamente, incluso como si yo no estuviera ahí, como si con su mirada me traspasaran, me obviaran . Me pregunto: ¿tan grave será lo que he olvidado? ".......
continuará.........

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