
"Ana había regresado esta semana a Santiago, tenía la sensación de no haber recorrido las calles de su barrio por años, tenía miedo de salir y encontrarse con aquello que no necesitaba saber. Hoy despertó distinta, sus manos estaban frías, su corazón palpitaba fuertemente, su energía estaba concentrada en el pecho, después de unos segundos lo decidió, hoy sería el día que saldría a caminar por aquellas calles. Se puso su abrigo fucsia, tomó su pendrive y abrió la puerta, caminó lentamente unos segundos, miró hacia atrás y ahí estaba, lo más temido, lo que más la aterraba, su soledad".
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