martes, 13 de noviembre de 2007

Ana....y sus cuentos.

¡Ana, Ana, Ana!, la inaceptable costumbre de mi madre, siempre con su obstinada obsesión de
llamarme gritando mi nombre tres veces. Es difícil crecer, claro nadie te dice que un día
despertaras del mágico sueño de la niñez y podrás ver que todo lo que soñaste se desvanece, en
otras palabras, te encuentras de frente a tus padres, sin saber ni cómo, ni cuando te diste
cuenta que justamente quisieras ser todo lo fantásticamente contrario a ellos. No, se muy bien lo
que piensan, no es ingratitud, y no me juzguen por decir mi opinión, pero creo que los padres
vienen a este mundo a darte herramientas para luego volar más alto y tomar de ellos lo justo y
preciso, para luego construir un mundo paralelo mucho mejor, o sea, mucho mejor me refiero a
un mundo más diverso, más espontáneo, o quizás simplemente un mundo que me permitan ser
tal cual.

Claro para ellos fue difícil criarme, pues todo comenzó cuando me llevaron al doctor y él les dio la
noticia, que no se si es buena o mala, eso lo dejo al gusto tuyo, de que sufría una perversa
enfermedad según ellos. Pues yo no lo creo así, porque he aprendido divagar en este mundo
lleno de imágenes, lleno de voces, lleno de colores y de historias que una y otra vez mantienen
mi atención por largos ratos.

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